“Está surgiendo una nueva forma de sociedad ante nuestros ojos. Y esta sociedad no es algo ajena a nosotros. Está aquí, en nuestras vidas personales, en nuestras emociones, en las ansiedades que enfrentamos todos los días”
Anthony Giddens
Resulta innegable notar los cambios que se han producido en los últimos veinte años como para tomar un punto de partida, personalmente soy consciente que en materia de tecnología que es el espacio curricular en el que me desempeño, lo que explico hoy ya seguramente fue reemplazado por algo nuevo.
La velocidad de la transformación del mundo en que vivimos, los cuestionamientos a las “supuestas” verdades que dábamos como certezas absolutas en las que nos apoyábamos, la innovación constante, los cambios en las instituciones, tales como formas de trabajo y por ende de producción, concepto de familia, rol de la mujer, definición de estado, la iglesia y sus miembros, los partidos políticos, la escuela, sociedad, etc., socava nuestra estabilidad e impacta la forma en que vivimos.
Tal como expresa en la bibliografía La Era de la Información Manuel Castell “Para comprender la verdadera magnitud de esta sociedad red y poder establecer relaciones entre tecnología y uso social, partamos de entender la tecnología como “el uso del conocimiento científico para especificar modos de hacer cosas de una manera reproducible”
Si bien es cierto que siempre se produjeron acontecimientos de trascendencia histórica que han ido transformado a las sociedades y la vida, nunca se ha dado con la vertiginosidad que sucede en estos tiempos.
Quienes nos consideramos adultos hemos aprendido de manera diferente, la escuela y la familia mantenían unicidad en el discurso, las prácticas de consumo vinculadas a las tecnologías se daban en un contexto de fuerte mediación adulta, la autoridad se construía verticalmente. En tanto que muchos de los adolescentes con quienes nos comunicamos y a quienes acompañamos en su formación nunca han comprado un Cd original ya que bajan las músicas mediante un proceso de selección de aquellas que les interesan, no han leído un periódico en formato papel, juegan en línea, se comunican de manera fluida con “amigos” que hacen a través de la red, suben sus fotos, investigan en línea, saben de ciertos temas más que los docentes, desconocen la autoridad impuesta, entre otras características, transformando su modo de pensar, aprender, comunicarse.
Las tecnologías informáticas y de las telecomunicaciones han modelado a un nuevo tipo de sociedad, que algunos autores denominan Sociedad de la Información, en el apartado correspondiente a tecnología, sociedad y cambio histórico Castell expresa: La tecnología no determina la sociedad: la plasma. Pero tampoco la sociedad determina la innovación tecnológica: la utiliza. Esta interacción dialéctica entre sociedad y tecnología está presente en las obras de los mejores historiadores, como Fernand Braudel.
Al ser nosotros contemporáneos de los acontecimientos sociales, culturales, políticos, económicos, educativos, de ésta sociedad de la información se mezcla en las interpretaciones la historia personal, lo que motiva que en este “reflexionar” este presente cierta subjetividad.
Con 39 años he vivido la caída del muro de Berlín asociada a fin del comunismo, nací en el año en el que el hombre ha llegado a la luna (certeza transformada ahora en supuesto), días atrás un hombre de raza negra fue elegido presidente de los EEUU, tenemos a una mujer presidenta, las comunidades virtuales han echado por tierra los límites que estudiábamos con sus divisiones naturales y/o artificiales, he pasado del cassete de música, al cd, luego al mp3 y ahora tengo un mp4.
Somos las personas en sociedad o de modo individual quienes les damos significado y uso a la tecnología y decidimos incorporarla o no a nuestras vidas
A modo de conclusión hago mía las palabras de Nicholás Negroponte “El mundo de hoy es digital”
Es indudable que estamos presentes ante una de las mayores revoluciones del conocimiento, la información y la comunicación que se tenga memoria, la velocidad de los cambios es vertiginosa y tal como expresa el titulo del módulo, constituye un desafío de la educación que depende de nosotros como docentes poner en carrera a los alumnos que aún no lo están para poder sobrevivir en un mundo sostenido en reglas y costumbres nuevas y formas de comunicarse diferentes.
Anthony Giddens
Resulta innegable notar los cambios que se han producido en los últimos veinte años como para tomar un punto de partida, personalmente soy consciente que en materia de tecnología que es el espacio curricular en el que me desempeño, lo que explico hoy ya seguramente fue reemplazado por algo nuevo.
La velocidad de la transformación del mundo en que vivimos, los cuestionamientos a las “supuestas” verdades que dábamos como certezas absolutas en las que nos apoyábamos, la innovación constante, los cambios en las instituciones, tales como formas de trabajo y por ende de producción, concepto de familia, rol de la mujer, definición de estado, la iglesia y sus miembros, los partidos políticos, la escuela, sociedad, etc., socava nuestra estabilidad e impacta la forma en que vivimos.
Tal como expresa en la bibliografía La Era de la Información Manuel Castell “Para comprender la verdadera magnitud de esta sociedad red y poder establecer relaciones entre tecnología y uso social, partamos de entender la tecnología como “el uso del conocimiento científico para especificar modos de hacer cosas de una manera reproducible”
Si bien es cierto que siempre se produjeron acontecimientos de trascendencia histórica que han ido transformado a las sociedades y la vida, nunca se ha dado con la vertiginosidad que sucede en estos tiempos.
Quienes nos consideramos adultos hemos aprendido de manera diferente, la escuela y la familia mantenían unicidad en el discurso, las prácticas de consumo vinculadas a las tecnologías se daban en un contexto de fuerte mediación adulta, la autoridad se construía verticalmente. En tanto que muchos de los adolescentes con quienes nos comunicamos y a quienes acompañamos en su formación nunca han comprado un Cd original ya que bajan las músicas mediante un proceso de selección de aquellas que les interesan, no han leído un periódico en formato papel, juegan en línea, se comunican de manera fluida con “amigos” que hacen a través de la red, suben sus fotos, investigan en línea, saben de ciertos temas más que los docentes, desconocen la autoridad impuesta, entre otras características, transformando su modo de pensar, aprender, comunicarse.
Las tecnologías informáticas y de las telecomunicaciones han modelado a un nuevo tipo de sociedad, que algunos autores denominan Sociedad de la Información, en el apartado correspondiente a tecnología, sociedad y cambio histórico Castell expresa: La tecnología no determina la sociedad: la plasma. Pero tampoco la sociedad determina la innovación tecnológica: la utiliza. Esta interacción dialéctica entre sociedad y tecnología está presente en las obras de los mejores historiadores, como Fernand Braudel.
Al ser nosotros contemporáneos de los acontecimientos sociales, culturales, políticos, económicos, educativos, de ésta sociedad de la información se mezcla en las interpretaciones la historia personal, lo que motiva que en este “reflexionar” este presente cierta subjetividad.
Con 39 años he vivido la caída del muro de Berlín asociada a fin del comunismo, nací en el año en el que el hombre ha llegado a la luna (certeza transformada ahora en supuesto), días atrás un hombre de raza negra fue elegido presidente de los EEUU, tenemos a una mujer presidenta, las comunidades virtuales han echado por tierra los límites que estudiábamos con sus divisiones naturales y/o artificiales, he pasado del cassete de música, al cd, luego al mp3 y ahora tengo un mp4.
Somos las personas en sociedad o de modo individual quienes les damos significado y uso a la tecnología y decidimos incorporarla o no a nuestras vidas
A modo de conclusión hago mía las palabras de Nicholás Negroponte “El mundo de hoy es digital”
Es indudable que estamos presentes ante una de las mayores revoluciones del conocimiento, la información y la comunicación que se tenga memoria, la velocidad de los cambios es vertiginosa y tal como expresa el titulo del módulo, constituye un desafío de la educación que depende de nosotros como docentes poner en carrera a los alumnos que aún no lo están para poder sobrevivir en un mundo sostenido en reglas y costumbres nuevas y formas de comunicarse diferentes.
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